Alan Turing nace en Orissa, en la India Británica, el 23 de Junio de 1912. Fue un matemático, experto en lógica, ingeniero y criptoanalista (o criptológo) cuyos trabajos son considerados como el inicio de la ciencia computacional y la inteligencia artificial, con su ahora famosa “máquina Turing”, así como muchos otros aportes a la ciencia (como en el área de la “biología matemática”).
Durante la II Guerra Mundial, Turing se une a la GCCS, la agencia inglesa encargada de descifrar los códigos encriptados de los alemanes. Usando sus avances en la computación, Turing logra descifrar el código “Enygma”, que era la clave de las comunicaciones Nazis, logrando así que los Aliados tuvieron pleno conocimiento de los planes y movimientos de los Nazis, siendo esto una clave para la victoria aliada.
Turing fue desde chico abiertamente homosexual y nunca sintió ninguna pena por ello, así mismo era muy abierto con su ateísmo, algo extrañamente valiente en una época en que ambas cosas eran ilegales y condenadas con cárcel. Después de la guerra, en 1952, se le abre un proceso judicial acusándolo de estos dos “crímenes”, y se le halla culpable. Turing acepta los cargos y llega a un “acuerdo”, no iría a la cárcel a cambio de un tratamiento hormonal para “quitarle lo homosexual” (este tratamiento es lo que hoy llamamos “castración química”). Uno de los más terribles efectos de este tratamiento es un desbalance hormonal que le causo a Turing serias y graves depresiones, las cuales junto al rechazo y persecución social, lo llevaron a suicidarse el 7 de Julio de 1954.
Otra Mente Brillante perdida, víctima del rechazo “moralista y religioso” de una sociedad prejuiciosa.